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La importancia de los Muertos, no sólo en Samhain.

Samhain se aproxima, quedan pocos días para que el Velo se abra completamente y el trabajo con los Muertos será imprescindible.


Esto me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de los Espíritus en general y de los Muertos en particular y en lo poco conscientes que somos de ella. .


Ya he hablado en este blog largo y tendido sobre espíritus y espiritualidades, te remito al post "De los Espíritus y la Espiritualidad" sin ir más lejos.


Pero, ¿Qué sucede con nuestros Muertos?


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Altar mexicano para el Día de los Muertos

En las fechas en las que estamos es casi imposible evadirse del trajín que el Día de Difuntos levanta, tampoco es fácil evitar ver o escuchar algo relacionado con Halloween, así que, lo quieras o no, los Muertos están presentes.


La pregunta que quiero plantearte es muy concreta ¿Qué relación tienes con tus Muertos?


Voy a poner la mano en el fuego y a apostar que has visto o has oído hablar de la película Coco y que, si llegaste a verla, te encantó y soltaste alguna que otra lágrima.


No voy a hacerte una crítica más propia de una revista de cine que del Blog de una Bruja, pero deja que te diga que la película tiene cosas muy ciertas y otras tremendamente equivocadas, hablando desde la Bruja que escribe este Blog y que soy.


Cierto es que el Olvido se lo lleva todo y que dejamos de estar presentes cuando ya nadie nos recuerda, como le sucede a algún personaje en la película; cierto es también que nuestros y nuestras Muertas agradecen que les recordemos, que les ofrendemos y que los festejemos; cierto es también que no se trata de hacerlo una vez al año y listo.


Aquí vuelvo a la pregunta ¿Qué relación tienes con tus Muertos?


¿Eres de las que visita su tumba una vez al año y los 364 días restantes ni los recuerda? ¿Quizás sí te acuerdes de ellos, o de alguno en concreto el día de su cumpleaños o en algún aniversario o fecha señalada? ¿Quizás tienes un montón de fotos olvidadas en un álbum y las revisas cuando te topas con él de casualidad?


A algunas de nosotras nos cuesta comenzar a sostener una relación con nuestros Muertos porque no la tuvimos especialmente buena en vida; porque algunos de ellos nos hicieron sufrir; porque no nos apetece recordar a esa persona que siempre se metía con nosotras y nos decía lo gordas o lo delgadas, lo planas o lo pechugonas que nos veía cada vez que nos encontr´bamos; o que nos comparaba siempre con el primo, la sobrina, la nieta de la vecina del quinto que era mucho más lista, más alta, más guapa.


Estas en todo tu derecho de no querer recordar a esa persona, que no te quepa duda y, de verdad, te entiendo absolutamente.


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La Santa Compaña

Permite solamente que te diga algo que me llevó un tiempo entender pero que hizo que cambiaran muchas cosas en mi como persona y en mi práctica como Bruja: en muchas ocasiones esa personas que te arruinaron la vida no tenían otras herramientas, no sabían hacerlo de otra forma, no podían haberlo hecho diferente.


Ni siquiera fueron capaces de darse cuenta de que lo estaban haciendo mal.


Así les educaron a ellos y a ellas y así habrían de educar a sus hijos e hijas, no era nada personal aunque tú lo sintieras así.


Entiende que no estoy hablando de abusos ni de traumas profundos sino de los padres, las madres, los abuelos y abuelas, los tíos y tías, los hermanos y hermanas con los que te criaste, la familia en la que creciste que te hizo sentir como una mierda, comparándote, exigiéndote, esperando cosas que no podías dar porque las ignorabas, sin más.


Lo que viene siendo una familia de lo más normal, vaya.


Algunas de esas personas ya habrán fallecido y esos son los que me interesan.


Parto de la idea de que cuando el cuerpo muere, el alma deviene Espíritu y comienza un camino que tiene como fin ayudarle a evolucionar.


Los eventos vitales que ese alma experimentó también tienen el mismo objetivo y en función de cómo de bien se le haya dado, al morir llegará a uno u otro lugar.


Por favor, no pienses en términos de cielo e infierno sino más bien en una serie de planos vibracionales que van desde las vibraciones más bajas a las más elevadas.


Cuando el alma se convierte en Espíritu, su vibración "empastará" con la de alguno de esos planos y será allí donde deba acudir para hacer lo que necesite para continuar se progresión espiritual.


Los planos vibracionales son 7 unificados en 3 : altos astrales, plano terrenal y bajos astrales. A cada uno le corresponde una frecuencia vibracional diferente de más densa a más elevada según ascendemos.

Ese "camino" que debe emprender cada Espíritu es una tarea que no puede eludir, por eso es tan importante que permitamos su partida cuando fallecen y que no les anclemos a nuestro dolor o nuestro duelo.


Es para que puedan transitar ese camino para lo que es importante recordarlos.


Es nuestro recuerdo amable y amoroso, liberador para ellos y ellas, lo que les alienta a continuar.


Es nuestro malestar, nuestra profunda pena, nuestra soledad y nuestros lamentos los que les impiden progresar y alcanzar su lugar.


Para llegar aquí te preguntaba por tu relación con tus Muertos, para saber si eres consciente de que puedes ayudarles o condenarles, de que ellos y ellas también pueden echarte una mano, aunque no se trata sólo de eso.


Personalmente, mi relación con mis abuelos, ya fallecidos los cuatro, fue bastante escasa y me hubiera gustado saber más de ellos y ellas, de quienes eran antes de ser mis abuelos y abuelas, de sus aspiraciones, de sus sueños, de sus vidas, de las personas detrás, de mi linaje.


Pero eso es algo que de niña no sueles tener en mente si no te lo cuenta alguien y, en mi caso, nadie lo hizo.


Precisamente por eso, me quedé muy sorprendida cuando se presentó en mi Bóveda mi abuela materna, fallecida en 2011y de la que no tenía noticias desde 2003, y me pidió que diera una misa en su nombre.


Nunca vi a mi abuela ir a misa o rezar, no tenía imágenes ni crucifijos en su casa, yo no sabía que fuera religiosa o siquiera creyente, pero ella me explicó que le habían enterrado en un lugar que a ella no le gustaba y que quería que en la iglesia de su barrio dieran una misa en su nombre, que necesitaba que hiciera eso por ella porque le estaba torturando desde hacía años.


Obviamente, fui a la susodicha iglesia, pedí y pagué la misa y mi abuela se fue tan contenta.


Este suceso que te cuento, no es algo que haya surgido porque sí.


Para que mi abuela pudiera hablar conmigo, primero tuve que ser consciente de la importancia de sostener mi linaje, al menos el que yo he conocido.


Necesité entender que, al igual que mis experiencias en esta vida me han convertido en quien soy y me han llevado a hacer lo que hago, mi linaje, mi sangre, mi carne son las que son por quienes fueron.


Comencé por recordar su nombre y apellidos, su cara, su estampa, sus manos grandes y curtidas por una vida de trabajo duro, sirviendo.


Tuve que recordar cómo me trataba, a veces comiéndome a besos, otras dándome gritos sin sentido y haciendo cosas inexplicables que luego, ya bien mayor, comprendí (tenía un diagnóstico de esquizofrenia paranoide y encajaba a la perfección con las locuras que se le ocurrían cuando yo era pequeña).


Tuve que recordar sus guisos, el pollo frito con macarrones que nos hacía a mi hermano y a mi los sábados que comíamos en su casa.


Cuando recordé tanto como pude y ya no pude recordar más, apareció mi abuela.


A saber cuánto tiempo llevaba rondando, buscando a alguien que le diera esa misa que tanto necesitaba.


Después de marcharse, volvió en dos ocasiones, una para avisarme y otra para protegerme, y no lo hizo como pago por la misa que le di, nada me debe por eso y ambas lo sabemos.


Lo hizo como abuela que cuida de su nieta, como familia que cuida de familia, como Muerta que cuida su linaje.


Hace ya tiempo que no sé de ella pero hace unas semanas que me acompaña su marido, mi abuelo.


Falleció hace muchos años, siendo yo muy joven, pero le recuerdo perfectamente, con su pelo cortado a cepillo y sus tirantes, siempre cabreado, siempre gritando a la tele como si fuera a responderle.


Me dice que no necesita nada, que sólo a venido a verme y se me saltan las lágrimas.


Y dejan de picarme los mofletes por las tortas que me daba y recuerdo cuando me metía cinco duros en el bolsillo para que me comprara chuches sin que mi abuela se enterara.


Lamentablemente no tengo fotos de ninguno de los dos, cuando comencé a relacionarme con ellos como difuntos, escribí en un papel sus nombres y apellidos, rememorando tanto como pude y ahí siguen.


Cada día les pongo una vela blanca y les agradezco su presencia y sus atenciones, les recuerdo que estoy para lo que necesite y les pido por lo que yo necesito.


Últimamente la casa huele a ellos.


Sé que pasará en unos días y lo aprovecho.


Por más que me hicieran llora cuando era pequeña, por más que volvieron a mi madre tarumba con sus locuras, una ideándolas y otro ejecutándolas.


Siento que son los mismos pero que no son iguales. Algunas de vosotras me entenderéis, otras tendréis que experimentarlo, puedo asegurar que merece la pena.


Saber que tus Muertos están bien, donde deben y haciendo lo que deben, es gratificante, al menos para mi.


Sostener la relación con tus Muertos más allá de estas fechas, permite cerrar heridas, aporta paz y entendimiento, además de la certeza de que estarán ahí cuando los necesites.


Con toda esta chapa, lo que quiero decirte es que la relación con nuestros Muertos no debería limitarse a llevarles unas flores extremadamente caras al cementerio una vez al año.


Que eres absolutamente libre de elegir hacerlo así y que estará bien si es lo que sientes


Que nadie, yo menos que nadie, puede decirte cómo experimentar tu espiritualidad.


Sólo te cuento lo que yo he vivido, lo mucho que agradezco haber recuperado a mis Muertos, a algunos de ellos por ahora, aunque no dudo que los demás irán apareciendo.


Que no lo hago para que me ayuden sino para ayudarles, por si lo necesitan, porque son parte de mi y ahora lo entiendo.


Pero ya sabes que eres siempre tú quien decide hasta donde y hasta donde no.


Dicho esto, recuerda, hagas lo que hagas, disfruta el Viaje.


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