¿Eres de las que sigue pensando que la Rueda del Año es el antiguo calendario de los celtas?
Pues te vas a quedar de piedra cuando leas lo que te voy a contar.
Imagino que sabes quién es Gerald Gardner, si no es el caso, entra aquí https://psicologiaymente.com/biografias/gerald-gardner-escritor-ocultista
Te resumo: hablamos del creador de la Wicca, allá por los años 40 del siglo XX. Antes de eso fue estudioso y practicante en distintas tradiciones chamánicas, brujeriles y demás, de las que tomó un poco de aquí y un poco de allá para dar forma a la religión wiccana.
Para centrarnos de nuevo en el tema que nos ocupa, la Rueda del Año, esto es lo que Gardner dijo al respecto:
“Creo que es bien sabido que las brujas conmemoraban cuatro grandes festivales: La Víspera de Mayo; la Víspera de Agosto; la Víspera de Noviembre; y las Víspera de Febrero. Estos parecen corresponder a la división del antiguo año gaélico en cuatro festivales ígneos: Samhain o Samhuin (1 de noviembre), Brigid (1 de febrero), Bealteine o Beltene (1 de mayo); y Lugnasadh (1 de agosto).”
En sus primeras menciones, no aparecen ni los equinoccios ni los solsticios, que debieron añadirse más tarde, si prestamos oídos a las palabras de Fred Lamond, miembro del Coven de Gardner:
“…pregunté a Gerald por qué celebrábamos los días cruzados en lugar de los solsticios y equinoccios. «Puedes celebrarlos, si así lo deseas» respondió Gardner […] Con estas palabras Gerald confirmó que los festivales estacionales estaban enfocados en hacernos más conscientes del ciclo de estaciones en la naturaleza […] después de que Gerald volviese a la Isla de Man en la primavera de 1958, decidimos celebrar tanto los días cruzados como los solsticios y equinoccios. […] Los ocho festivales fueron posteriormente justificados (no sé por quién) como la celebración de los ocho radios de la rueda del año celta.”
Parece que va quedando claro, de boca del mismo padre de la Wicca y de miembros de su propio Coven, que la Rueda del Año ni es antigua ni es celta.
La publicación en 1981 del libro Eight Sabbats for Witches (Ocho Aquelarres para Brujas) escrito por el matrimonio formado por Janet y Stewart Farrar, convierte en oficiales para sus seguidores las 8 celebraciones propuestas por Gardner y sus compañeros.
Del mismo modo, la afirmación de que dichas festividades tenían un origen celta, queda establecida, sin una base ni científica ni arqueológica ni sostenida por nada más que sus palabras, si es que llegaron a pronunciarlas.
Este es el momento clave en el que las vísperas de las que hablaba Gardner más arriba, se transforman en Imbolc, Beltane, Lugnasadh y Samhain y se le añaden como “oficiales” las celebraciones estacionales de solsticios y equinoccios.

¿De dónde salen los nombres de las celebraciones actuales?
Parece estar más o menos confirmado que nuestros antepasados celtas sí celebraban 4 de estos festivales y que sus nombres han llegado hasta nosotras con pocas alteraciones.
Hablo de las celebraciones que la Wicca denomina «Sabbats mayores» y que son los que, en la Rueda del Año, no corresponden con solsticios o equinoccios.
Dentro de las sociedades agrícolas ganaderas en las que se desarrollaban estos festejos, las fechas marcaban eventos en ese mismo entorno: la hora de cosechar, de sembrar, de que los animales bajaran de los refugios de invierno o volvieran a ellos, etc.
Fíjate que lo habitual es ver la imagen de la Rueda tal y como te la muestro más arriba, comenzando en Yule, mientras que la realidad para nuestros antepasados era que el año comenzaba la noche de Samhain que marcaba, además, el inicio del invierno.
Esto hace que, de alguna forma, en la actualidad se le dé más importancia a celebrar los eventos estacionales que antiguamente parecen no tener tanta relevancia, en detrimento de fechas marcadas y celebradas.
Tal vez el hecho de que las cosechas se recojan cuando nos da la gana gracias a invernaderos y exportaciones o de que cada vez sean menos quienes se dedican a sostener los rebaños transhumantes, sea parte del problema, de lo que nos ha mantenido alejados de las raíces, de la Naturaleza.
Fuera de delirios filosóficos, te cuento someramente lo que parece claro que son los orígenes de las celebraciones.
Samhain era uno de los cuatro festivales anuales que celebraban el inicio de las estaciones en el mundo celta, en el que se vivía de acuerdo a los ciclos agrícolas y ganaderos.
De esta forma, Samhain tenía lugar a inicios de lo que es nuestro noviembre y era el más importante de los cuatro festivales, puesto que celebraba el final de la época de cosecha e indicaba el momento de que los rebaños, que habían estado hasta entonces en las montañas, bajaran al abrigo de los refugios en las aldeas y a los pastos invernales.
Marcaba el inicio de la Época Oscura, que duraba hasta el día de Beltane, el primero de mayo.
Recordemos que el calendario tal y como lo conocemos, el calendario gregoriano, no se parece prácticamente en nada al calendario solilunar que seguían nuestros antepasados europeos.
Imbolc también tiene origen celta y era, como casi todas estas festividades, especialmente celebrado en el territorio formado por las actuales Irlanda y Escocia.
El nombre en gaélico significa “en el ombligo” (i mbolg), refiriéndose a la gestación de las ovejas. Otro nombre es Oimelc, que significa “leche de ovejas” o también Brígida y se refiere a la Diosa Celta, en cuyo honor el ese día es sagrado.
En Escocia se conoce esta fiesta como Latha Fhèill Brìghde, en Irlanda la llaman Lá Fhéile Bríde y en Gales Gwyl Ffraed. En la Isla de Man se la conoce como Laa’l Breeshey.
Una poesía irlandesa del siglo X es la primera mención escrita de esta celebración que se conoce, y es la que relaciona la fiesta con la lactancia de las ovejas y con un ritual de purificación.
En esta fecha, tenemos que diferenciar entre Beltane y la Noche de Walpurgis que no es mencionada en la Rueda del Año gardneriana pero que se trata de una celebración europea de que se celebraba en tierras germanas y cuyos festejos se han recuperado hace relativamente poco tiempo.
Beltane significa “Fuego brillante” o “El buen fuego” y marca el inicio de la Época Luminosa en oposición con la Época Oscura.
Se tiene conocimiento de que esta festividad se celebraba en Irlanda, Escocia, la Isla de Man y las tierras de lo que son hoy Galicia y Asturias.
En este momento de año, los rebaños son llevados a los pastos primaverales, la luz y el calor se festejan, llega el verano (obsérvese que no estamos ni cerca del solsticio de verano, que será alrededor del 21 de junio)
La Noche de Walpurgis (Valborgsmässoafton en sueco, Walpurgisnacht en alemán) es una festividad celebrada la noche del 30 de abril de tradición germana, celta y escandinava.
El nombre original se desconoce, el de Noche de Walpurgis está asociado a Santa Walburga, una monja del siglo VIII, siguiendo la costumbre católica de cristianizar todas las celebraciones paganas.
La fiesta celta de Lughnasadh celebra “Las bodas de Lug”, el dios sol.
Originariamente se celebraba en la segunda luna llena después del solsticio de verano, momento equidistante entre este solsticio y el equinoccio de otoño.
Es la fiesta de la primera cosecha, el festival de las primeras frutas. En ella se festeja el comienzo de la época de las cosechas.
La festividad celebraba el matrimonio entre Lugh y la Madre Tierra, aunque no sólo era una boda, sino también un ritual funerario que simbolizaba el comienzo del declive del sol hacia el invierno.
Este festival era conocido originalmente como Áenach Tailteann en honor a la madre adoptiva de Lug, Tailtiu.
Visto esto, ciertamente la mitad al menos de las festividades que paganos y paganas celebran de forma mayoritaria, parecen tener una antigüedad más o menos validada históricamente, ahora bien:
¿Cuál es el origen de las celebraciones de Yule, Ostara, Litha, y Mabon?
Parece ser que surgieron de la mente de un avispado wiccano llamado Aidan Kelly, un académico estadounidense iniciado en las tradiciones Wicca Gardneriana y Feri que en los años 60 creó su propio grupo.
En 1968 Kelly ideó una serie de ritos estacionales que encajaban en el sistema actual de 8 sabbats o festividades y adaptó nombres de origen germano, sajón y celta para denominar a estos ritos.
Comenzando por Yule, festividad de origen escandinavo y germánico, continuando con Ostara, que es el nombre anglo-sajón para denominar al mes de la pascua, después Litha de origen también anglo-sajón y por último, para el equinoccio de otoño, rescataría el nombre de Mabon, de origen galés, nombre que poco o nada tiene que ver ni con la cosecha ni con el otoño.
Yule es una fiesta de origen germánico que fue heredada por los celtas. Después se convirtió en la saturnalia del Imperio Romano y, aún más tarde, fue reconvertida en la navidad cristiana.
El nombre de Yule es de origen escandinavo antiguo y significa “rueda”. Uno de los términos que nos ha llegado de los pueblos Caledonios que habitaron en el norte de la actual Escocia es druídico Alban arthan, “La Luz del oso”.
Ostara es una celebración de origen germánico que fue adoptada por el pueblo celta.
Se trata de una festividad que celebra la llegada de la diosa Eostre, diosa germánica de la primavera, la vida y la fertilidad.
Litha sí es una celebración celta, la fiesta del solsticio de verano que se cree que se festeja desde antes del neolítico.
Es el celebración del sol que llega a su cénit para comenzar a declinar hacia el otoño y, de nuevo, a la Época Oscura.
El nombre de Mabon procede de “Mabon ap Modron”, un personaje mitológico de los celtas. Su nombre proviene de la palabra galesa que significa “buen hijo” y es símbolo del principio masculino de la fertilidad.
Los equinoccios, tanto Ostara como Mabon, marcan los días de perfecto equilibrio entre Luz y Sombra, mientras que los solsticios, Yule y Litha, nos hablan de los días en los que hay más horas de Sombra (Yule) o más horas de Luz (Litha).
Si entrar en mucha descripción de lo que cada festividad representa actualmente, que para eso habrá entradas específicas en el blog como la de Yule que ya puedes leer, lo que intento dejar claro es que la Rueda del Año no es una reconstrucción de las festividades de nuestros antepasados, sean estos celtas o pertenecientes a otras culturas o religiones.
Se trata más bien de un max mix de festejos de distintos orígenes (europeos todos, eso sí parece ser cierto) unificados con el fin de dar al pueblo celebraciones paganas, fuera de las asimilaciones cristianas que fagocitaron todas y cada una de ellas, con total independencia de su origen y antigüedad.
Para quien quiere conocer de verdad de dónde provienen las festividades de la Rueda, la información está ahí, sólo hay que buscarla y recordar que, independientemente del nombre que le des, de lo que se trata es de reconectar con los ciclos de la Naturaleza, de recuperar la antigua sabiduría y de reconocer que no somos tan especiales como nos creemos.
En cualquier caso, recuerda celebrar lo que el corazón y tu intuición te digan, no te limites con nombres, con fechas ni con ideas que no resuenan contigo ni con tu esencia.
Reúnete, festeja en el bosque o en la ciudad, conecta y, sobre todo disfruta el Viaje.