Siempre he dicho que la práctica mágica es algo absolutamente personal e intransferible, que lo que a una le sirve, a otro le parece poco útil, que lo que vibra conmigo no tiene porqué hacerlo contigo, que lo que yo hago es sólo una de las miles de millones de formas de practicar.
Pues bien, el tema de la relación con los Espíritus es una de las cosas que más flexibilidad permite, desde mi punto de vista, por supuesto.
Ya hemos hablado de los Espíritus del Territorio, de los Espíritus del Hogar, de lxs Difuntxs y en este post te voy a hablar de las deidades y de cómo aproximarte a ellas o a alguna en concreto para establecer una relación próspera y beneficiosa para todas las partes.
Antes de nada quiero que sepas que no es ni necesario ni obligatorio relacionarse con una deidad para desarrollar una práctica brujeril poderosa y enriquecedora.
Obviamente, hay religiones y tradiciones que viven y practican desde una cosmogonía que implica y bebe de esa relación con un Dios, una Diosa o con un panteón de ellxs. Desde ahí te dejarán claro cuáles son los dogmas a seguir, qué sí y qué no puedes esperar de esa relación y cómo llevarla hacia adelante.
Si este es tu caso, quizás no encuentres información relevante en este post, más allá de la curiosidad que te genere leerme, que espero sea mucha.
Las Diosas y Dioses probablemente no sepan de tu existencia. Si quieres relacionarte con alguna o alguno, el trabajo es todo tuyo.
Volviendo al tema que nos ocupa, en el curso Conectando con los Espíritus hablo con más profundidad de las distintas relaciones que podemos establecer con las muchas espiritualidades con las que podemos encontrarnos. Cuando buscamos comenzar a relacionarnos de forma más concreta con una entidad que tiene la categoría de deidad, la cosa ha de ser bastante más específica.
Un ejemplo muy básico que quizás te ayude a entender lo que una divinidad puede esperar de ti: imagina que acabas de conocer a alguien, dos charletas de media hora y ya te cae genial y decides, unilateralmente, que esa persona se va a convertir en tu mejor amigo o amiga.
Convencida de que el sentimiento es mutuo, te presentas en su casa a la hora de comer sin avisar y sin saber si a esa persona le va bien que aparezcas allí repentinamente y, además, con hambre.
¿Cómo te sentirías si alguien te hiciera a ti eso mismo?
Pues bien, este tipo de "aquí te pillo, aquí te mato" es algo que solemos hacer cuando queremos trabajar con cualquier espiritualidad en general y con una deidad en particular: le imponemos a esa espiritualidad, no solo nuestra presencia, sino también nuestras demandas.
Por si aún no te ha quedado claro, esta NO es la forma de acercarse a una deidad con la esperanza de establecer una relación buena y beneficiosa para todas las partes.
Vamos a empezar por el principio que ya sabes que es lo que más me gusta.
Lo primero que necesitas es saber por qué y para qué quieres trabajar o relacionarte con esa deidad en concreto. ¿Has soñado con ella o has tenido algún tipo de "revelación" en la que aparecía? perfecto. ¿Has visto una peli, leído un libro, escuchado un podcast en el que salía o la nombraban y te ha llamado la atención? genial. ¿Buscas profundizar en tu relación con los Espíritus y quieres experimentar el trabajo con un Dios o una Diosa? Quizás que experimentes con ellos no sea lo que más les guste, pero, adelante. Ya sabes que, como máximo, te tocará apechugar con las consecuencias.
Sea cual sea el motivo que te acerca a una deidad, es importante que lo tengas claro, que no sea algo pasajero y que comiences por investigar con él o ella consultando tantas fuentes como puedas encontrar.
Investiga tan profundamente como puedas, busca información sobre sus orígenes, gustos, cultos, etc.
No te limites (no, por favor) a leer la Wikipedia ni des por sentado que hay sólo una versión de la historia. Ten en cuenta que, por ejemplo, dentro del panteón romano existen infinidad de dioses y diosas que fueron asimilados a lo largo de los siglos y que tienen muchísima más historia que la que encontrarás buscando información sólo sobre deidades romanas.
Profundiza, consulta libros y/o webs por bizarras que te parezcan; remóntate tan atrás como puedas y, si descubres que esa deidad tiene un pasado, revisa si la deidad original cuadra con quien tú quieres relacionarte.
Ten en cuenta que ESA, la más antigua, es la deidad original, que lo que encuentres más cercano en el tiempo será una adaptación y no te ayudará a conectar con quien realmente buscas.
El segundo paso tras esta exhaustiva investigación, en la que ya habrás descubierto su nombre original, lo que le gusta y lo que no, cómo devocionarle, cómo pedirle, etc. es preparar un altar exclusivo.
El tamaño no importa, la intención es la clave. No creas que por organizar un altar enorme, lleno de ofrendas, efigies y demás, la relación que crees con esa deidad será mejor. Aquí menos es más.
Cuando ya tengas montado tu altar o tu espacio devocional, comienza con algunas pequeñas ofrendas de alimentos y SIEMPRE pon al menos una vela. Si tu Dios o Diosa rige algún elemento en concreto, intenta que en altar haya una representación de dicho elemento, así como de los colores, olores, sabores que sepas que le gustan.
Investiga si hay algún día dedicado a él o ella y, si es el caso, aprovecha para presentarte, con humildad pero sin vergüenza: soy XXXX y me presento ante ti para que me reconozcas. Hazlo de viva voz preferiblemente. Tan sencillo como eso.
Acércate sin miedo pero con respeto y humildad. Sea cual sea la relación que quieres establecer, no eres tú quien decide.
Puedes repetir este pequeño ritual de presentación en los días dedicados durante un mes (cuatro semanas seguidas) o durante 7 días consecutivos si no hay uno concreto para devocionar a la deidad en cuestión.
Recuerda poner en el atar, como mínimo, una vela blanca cada día, independientemente de que hagas algo más complejo. Poner luz a diario le hace saber a la espiritualidad con la que quieres conectar que allí se le espera y se le busca.
A partir de esta presentación, puedes hacer devociones periódicas, manteniendo en el tiempo esa periodicidad (cada lunes, por ejemplo) en las que ofrendas sin pedir.
Acostumbra a hacer una pequeña meditación o una pequeña conexión a través de la visualización del Dios o la Diosa cada vez que le devociones. La idea es que él o ella comience a identificar tu energía y que tú vayas conectando con la suya.
Si tienes la suerte de encontrar música relacionada con tu Diosa o tu Dios, afortunada de ti, la música es el lenguaje del alma y meditar con ella mientras las velas se consumen, delante del altar es la maravilla.
Se trata de establecer un lenguaje común en el que, más adelante, podáis comunicaros.
Cuando necesites pedir alguna cosa, añade a tu devoción periódica aquello que hayas descubierto que agrada a la deidad y haz tu petición, siempre de viva voz.
A partir de ahí, confía. Ten fe. Abre los sentidos y el corazón. Espera y escucha.
Presta atención a tus sueños puesto que muchas espiritualidades eligen este medio para comunicarse con nosotras. Ten una libreta al lado de la cama y anota tus sueños tan pronto te despiertes para no olvidarlos, no te preocupes por escribir coas que parezcan no tener sentido, ya los analizarás con detenimiento más adelante.
Desde esta base tan sencilla, podrás establecer una relación con la deidad que desees, pero ten en cuenta que el hecho de que tú busques relacionarte con un Dios o una Diosa, esto no significa que él o ella deseen hacer lo mismo.
Si las velas que enciendes se apagan o tardan mucho más tiempo del normal en consumirse, mi recomendación es que consultes si esa divinidad tiene algún interés hacia ti. Si no es así, estarás perdiendo tu tiempo.
También te aconsejo que no te dejes llevar por la grandilocuencia de los dioses y diosas más conocidos, si bien sus egrégores son muy potentes, el agradecimiento de una pequeña deidad olvidada a la que comienzas a recordar y devocionar, puede tener mucha más fuerza y la relación que consigas establecer con él o ella será un vínculo mucho más interesante.
Relacionarse con una divinidad no significa hacerlo de por vida si no es esa tu elección.
Si en algún momento sientes que ya no estás en sintonía con esa deidad, no creas que estás obligada a mantener la relación eternamente, todo cambia y la relación con tus espiritualidades también.
Cuando esto suceda, si es que llega a suceder, prepara una ofrenda especialmente bella o deliciosa, ya sea estética o alimenticia, como siempre, lo que sepas y/o sientas que más va a agradecer.
Escribe y recita unas palabras de agradecimiento y despedida. Si vas a querer relacionarte o trabajar de nuevo en algún momento futuro con esa deidad, hazle saber que siempre que lo necesite será bien recibida en tu hogar.
Ahora bien, si le dices eso, asegúrate de mantener el compromiso si se da el caso, no quieras tener a una Diosa decepcionada contigo ni romper la promesa hecha a una espiritualidad.
Enciende tus velas, sahuma, lo que consideres. Permanece cerca del altar mientras las velas se consumen y, cuando se acaben, recoge lentamente por un lado todo lo que sea orgánico y por otro todas las herramientas que hayas usado (portavelas, inciensarios, copas, jarones, etc).
Lo orgánico deposítalo en un espacio de tu Territorio que sientas que se relaciona con la deidad con la que has mantenido esta relación.
Puedes dejarlo todo al pie de un árbol para que los animales se alimenten o enterrarlo, para que otros animales también lo hagan.
Agradece de nuevo la ayuda prestada y las atenciones recibidas, despídete y vuelve a casa.
Las herramientas debes limpiarlas si las quieres utilizar para otros fines. Hazlo con humo preferiblemente, algún incienso o sahumerio que no tenga ninguna relación con la deidad a la que estás despidiendo.
Si tienes alguna representación de la deidad en forma de estatuilla o dibujo, puedes mantenerla en tus altares si sientes que la relación se ha disuelto de forma satisfactoria.
Recuerda, de cuando en cuando, encenderle una vela, ponerle un incienso, para recordarle que sigues ahí y que forma y formará parte de tus espiritualidades.
Nunca abandones abruptamente a ninguno de tus espíritus, especialmente a tus dioses.
Todo aquello con lo que te has relacionado, de una u otra forma, ha contribuido a tu aprendizaje, a tu crecimiento. Agradece siempre y recuerda.
Los Espíritus están siempre contigo, seas o no seas consciente de ello. No son ellos quienes nos abandonan, sino nosotras las que les olvidamos, las que llenamos el tiempo con multitud de cosas y vamos dejando de lado las buenas costumbres.
Una vela blanca y una copa de agua para recordarles es suficiente.
Con este post doy por finalizada la serie Los Espíritus. Obvio que no he hablado de todas las posibilidades, pero sí creo haberlo hecho de las comunes. Si quieres más información o aprender más sobre ellos y las distintas formas en las que puedes establecer una relación con una entidad espiritual, te recomiendo el curso Conectando con los Espíritus. Puedes consultar el temario aquí.
Gracias por este bonito artículo. Te sigo por IG también y me encanta todo lo que compartes. Gracias, gracias, gracias