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La "Inteligencia" Espiritual

Actualizado: 8 sept 2023

Si no has oído hablar de este concepto de Inteligencia Espiritual, quizás estés alucinando un poco con la idea.


Seguro que te es algo más familiar la Inteligencia Emocional, ampliamente tratada y explotada de cara al mundo laboral por, entre otros, Daniel Goleman.


No me malinterpretes, fomentar la Inteligencia Emocional es tremendamente interesante. Incluirla en los colegios para que futuras generaciones se beneficien de vivir desde ahí, sería altamente recomendable. Es el uso torticero que las multinacionales y grandes empresas en general hacen de la felicidad del individuo ergo trabajador para obtener mejores rendimientos, buscando conseguir que haya menos bajas y aumentar los beneficios lo que no me convence y, créeme, sé por experiencia de lo que hablo, no en vano he pasado más de 10 años trabajando como freelance para este tipo de empresas contribuyendo a incrementar la "felicidad del trabajador" para mejorar su rendimiento empresarial.


Disculpa que me lío.


De lo que quiero hablar es de la Inteligencia Espiritual y de otros asuntos que me han llevado hasta este concepto tan característico del Homo Sapiens Sapiens: que todo pase por el cerebro, que todo tenga una explicación científica y que todo pueda ser medido, examinado y visto con los ojos de la cara.



bruja de ciudad, brujería, hechicería, magia, conjuro, esbat, sabbat


Para que te vayas situando, te cuento que, hasta el día de hoy y desde hace unos 25 años, se trabaja desde el concepto de la existencia de 8 inteligencias, descritas originariamente por un tal Howard Gardner..


Se sigue trabajando en el tema, pero parece poco probable que se enumeren muchas más. Las que se utilizan y reconocen y miden actualmente son estas:


  • Inteligencia lingüística.

  • Inteligencia lógico-matemática.

  • Inteligencia kinestésico-corporal.

  • Inteligencia espacial.

  • Inteligencia musical.

  • Inteligencia interpersonal.

  • Inteligencia intrapersonal.

  • Inteligencia naturalista.


Como todo buen científico que se precie, Gardner llegó a estas conclusiones a través de años de trabajo, observación y experimentación y levantó la liebre para que teólogos, filósofos y demás estudiantes del Hombre en su conjunto se preguntaran qué sucedía con lo espiritual.


Gardner no se ha comprometido con la existencia de una Inteligencia Espiritual ante la imposibilidad de realizar experimentos certeros y definitivos sobre el tema, pero sí deja la puerta abierta a su posible, probable, existencia.

Años más tarde, alrededor de los 2000, se comenzó a hablar de una Inteligencia Existencial o Trascendente que el propio Gardner llegó a definir como "la capacidad de situarse uno mismo frente a facetas más extremas del cosmos –lo infinito y lo infinitesimal- y la capacidad de preguntarse por determinadas características existenciales de la condición humana, como el significado de la vida y de la muerte, el destino final del mundo físico y el mundo psicológico, y la posibilidad de experimentar algunas emociones especiales, como el amor o la contemplación artística."


Y dirás ¿porqué me estoy tragando esta chapa sobre neurobiología y neuropsicología? pues, básicamente, para que veas que somos tan cazurros como especie que necesitamos poner etiquetas hasta a lo que no sabemos definir y que conocemos solamente a través de la experimentación en propias carnes.


También quiero poner el dedo sobre un tema que me molesta profundamente, hasta el punto de ofenderme: el asunto de que el Ser Humano criado a la occidental, tiene la absurda y prepotente creencia de que lo que no se puede probar científicamente, no existe, por mucho que se lleve hablando de ello miles de años o que se practique con rotundo éxito en otras culturas.


Volviendo a las inteligencias, resulta que una miríada de filósofos y filósofas, psicólogas, neurobiólogos, etc buscar contener en un frasco la esencia del Ser Humano, la insondable profundidad del Mar, la energía del Universo.


Quieren explicar y entender como cualquier otro proceso mental la fe, la espiritualidad, la esencia misma del Hombre, el Alma.


Fíjate que se están haciendo experimentos para intentar localizar el área del cerebro en el que se encuentra esta Inteligencia Espiritual, dando por sentado que ha de estar en el cerebro.


Por supuesto, algo encontrarán puesto que todo lo que pasa en el cuerpo físico, mental o energético (no me voy a pillar los dedos con el campo espiritual) se ve reflejado de una u otra forma en el cerebro.


Deben pensar que, si han sido capaces de determinar qué se enciende y qué se apaga en cerebros con Inteligencia Musical o Lógicomatemática, igualmente podrán encontrar donde reside la Inteligencia Espiritual.


¿De dónde sale todo esto de los tipos de inteligencia, aparte de la increíble necesidad de etiquetar que tenemos?


Remontémonos a Maslow y su pirámide para observar aquello que aparecía en la cúspide: una vez el ser humano tiene cubiertas todas sus necesidades básicas y no tan básicas, puede comenzar a ocuparse de otros menesteres más elevados, buscar la autorrealización que el propio Maslow llegó a definir como "un estado espiritual en el que el individuo emana creatividad, es feliz, tolerante, tiene un propósito y una misión de ayudar a los demás a alcanzar ese mismo estado de sabiduría y beatitud."


Aquí hago un inciso para poner sobre la mesa lo sospechosamente parecida que es la teoría de la pirámide de Maslow, que se supone que representa la jerarquía de las necesidades humanas a una de las muchas cosas que aprendemos durante el estudio del cuerpo energético humano.


En el Cuerpo Enenergético observamos que los 3 primeros chakras, Raíz o Muladhara; Sacro o Svadhisthana; Plexo o Manipura se "ocupan" de las necesidades básicas; que el chakra Corazón o Anahata es el puente o mediador entre el mundo material (del que se encargan los 3 primeros chakras) y el mundo espiritual que gestionan los 3 chakras superiores, a saber: Garganta o Vishuddha; 3er ojo o Ajna y Corona o Sahasrara.


En la cúspide de nuestro sistema energético más básico se encuentra Sahasrara, el chakra Corona, que nos conecta directamente con la Divinidad.


Que digo yo que esto, a lo mejor, tiene que ver con lo de la autorrealización y elevar los pensamientos y la vibración y eso.


Disculpadme las que sabéis de qué hablo porque lo estoy reduciendo mucho, pero creo que se entiende por dónde voy.


Parece que los científicos viven en los básicos y nosotras se lo compramos todo: el apóstol Tomás, a pesar de haber asistido a los milagros de Jesucristo, aseguró "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré." y ahí seguimos.

A finales del siglo XX y, por supuesto, ya en el siglo XXI la cosa sigue prosperando.


En 1997 Danah Zohar física y filósofa entre otras cosas, habló por primera vez de la Inteligencia Espiritual en su libro ReWiring the Corporate Brain: Using the New Science to Rethink How We Structure and Lead Organizations. En 2001, junto con otro investigador, Ian Marshall, publicaron Spiritual Intelligence: The Ultimate Intelligence, libro en el que hablan de 3 niveles de inteligencia: racional, emocional y espiritual.


Según ellos, el Ser Humano necesita dotar la realidad de significado, responder a las eternas preguntas que filósofos y pensadoras de todas las épocas se han hecho: ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para qué estamos aquí? y un largo etcétera.


Según ellos y según filósofos más antiguos que el respirar. Volvemos a creer que podemos inventar algo.


Sohar y Marshall llegaron a la conclusión (y han seguido profundizando en el tema, juntos y por separado) de que la inteligencia racional y la emocional cubren el plano material de la existencia y precisan de la inteligencia espiritual que se asocia a nuestra percepción de significados y valores personales.


Han llegado incluso a determinar una serie de factores o rasgos de dicha inteligencia espiritual:


  • La capacidad de ser flexible.

  • Un alto grado de conciencia de sí mismo y autoconocimiento.

  • La capacidad de afrontar y trascender el dolor y el sufrimiento.

  • La capacidad de inspirarse en ideas y valores.

  • El rechazo a causar daños a otros.

  • La tendencia a autocuestionarse y cuestionar.

  • La facilidad de seguir las propias ideas incluso en contra de convencionalismos.


Algo más tarde, Robert Emmons añade a estas características algunas otras capacidades asociadas:


  • Capacidad para trascender lo físico y lo material.

  • Capacidad para experimentar estados elevados de conciencia.

  • Capacidad para dotar de un sentido sagrado (no religioso) lo cotidiano.

  • Capacidad para utilizar recursos espirituales para solucionar problemas.


La pregunta que se me ocurre es ¿Cuántas tradiciones, religiones, disciplinas de estudio, prácticas, etc tienen como base y fundamento estos "descubrimientos tan novedosos"?


Por favor, nótese el sarcasmo y un puntito de desesperación.



Un poco más tarde, en 2002, Frances Vaughman, fundadora y presidenta de la Transpersonal Psychology and the Association for a Humanistic Psychology, asevera: "La espiritualidad existe en los corazones y las mentes de los hombres y las mujeres en todas partes, dentro de las tradiciones religiosas e independientemente de la tradición.(...) La espiritualidad también puede ser descrita en términos de pertenencia o conexión definitiva al terreno trascendental de ser. Algunas personas definen la espiritualidad en términos de relación con Dios, a los seres humanos, o a la tierra. Otros lo definen en términos de devoción y compromiso con una determinada fe o forma de práctica."


Para ella, la espiritualidad es una dimensión más de la personalidad del individuo, que vive y se desarrolla desde y en lo más íntimo y profundo de cada una de nosotras, que se identifica con nuestro propio yo y que se integra con el sistema de valores y creencias que desarrollamos para con nosotras y los demás.


La Espiritualidad, cualquiera que sea, ha de ser válida para quien la practica y debe representar un apoyo y un sostén en el día a día. Puede ser dogmática o flexible, cerrada o abierta, pero siempre debe suponer bienestar para el individuo.

Siguiendo con la experimentación y la búsqueda de la espiritualidad en el cerebro, en 2006, dos neurociéntificos, Beauregard y Paquette registraron, mediante distintos escáneres, que existen cambios en la actividad cerebral "normal" cuando el individuo estudiado tiene una experiencia "mística".


Lo que yo decía: todo lo que sucede en el cuerpo, físico, mental, emocional o energético, tiene su reflejo en el cerebro. ¿Para cuándo mi Nobel?


Sorprendentemente, estos y otros estudios que se están llevando a cabo sobre el tema, están dejando claro que "la cantidad y diversidad de regiones cerebrales implicadas apunta a que el fenómeno de la espiritualidad es altamente complejo en el ser humano, del orden de la complejidad que tiene la representación cerebral de funciones mentales superiores como el lenguaje".


Lo dicho: están descubriendo la rueda.


Todos estos experimentos y algunos otros que vendrán, tiene como objetivo, según mi opinión como vehemente practicante de esta Inteligencia Espiritual, determinar si llevar una práctica relacionada con la espiritualidad, con cualquier espiritualidad, es algo innato o aprendido.


Si es algo a lo que todas podemos aspirar o si viene determinado por la cultura, el aprendizaje, la sociedad o la propia experiencia.


Si es algo que podemos medir, tocar, comprobar y decir, entonces sí, que existe.


Aunque pueda parecer que no, me gusta que se lleven a cabo este tipo de investigaciones y experimentos, sobre todo para poder darles en la jeta con ellos a las personas que se rían de quienes tenemos creencias "absurdas" o que llevamos una práctica espiritual sea la que sea.


Tenemos aún tanto que aprender sobre nuestro cuerpo y nuestro cerebro y por cosas intangibles, inconmensurables que nos rodean y en las que vivimos sin casi percatarnos que, por un lado, me parece genial que se lleven a cabo este tipo de investigaciones. Por otro, me es imposible no pensar que lo que se busca "medir" no es otra cosa que la fe.


Seguro que hay alguien por ahí intentando descubrir dónde se siente el amor, desde qué parte de nuestro cerebro se ama, desde dónde se odia o dónde nace el odio y así hasta el infinito y más allá.


Como cierre a esta chapa infinita, decirte que la espiritualidad es un concepto que se está manoseando en demasía en los últimos tiempos y que eso hace que se necesite crear una "etiqueta" que defina lo que es "ser espiritual".


Partamos de la base de que ser espiritual o tener, seguir o practicar una espiritualidad determinada, no implica ni de lejos, ser una persona religiosa.


Ser una persona espiritual para mí implica y significa tener un sistema de creencias, propio o compartido, eso es indiferente, que me permite relacionarme de una forma sana, benévola y beneficiosa para todas las partes con aquello que me rodea y me permea.

Ser una persona espiritual, siempre hablando por mi boca y desde lo que yo practico, creo y siento, conlleva unos valores de bonhomía, de predisposición para el "bien" dentro de tu propio sistema de creencias y promueve el cuidado, el respeto, la justicia entre otras cosas; es un sistema de creencias que nos ayuda a transitar los momentos duros y a acompañar a quienes los están transitando; que nos permite vivir sin enjuiciar lo propio ni lo ajeno; que deja espacio para el crecimiento y el aprendizaje y que, en definitiva, nos lleva a entender lo que cada una puede, a aceptar que hay cosas que ni entendemos ni entenderemos y a relacionarnos con Todo de la mejor manera que podemos en cada momento.


Personalmente, para vivir desde ahí, no necesito saber qué áreas de mi cerebro se están iluminando como polillas mientras escribo esto y siento un cosquilleo por el cuerpo que calienta suave y me pone los pelos de punta, lo que no implica que estaré encantada cuando la ciencia muestre al mundo lo que sea que necesiten ver quienes permanecen ciegos.


Sea como sea y elijas lo que elijas, recuerda disfrutar el Viaje.

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