Ahora que dejamos atrás el solsticio de verano, Litha, la Luna del Fuerte Sol y la Noche de San Juan, ahora que parece que las aguas vuelven a su cauce, ahora ¿qué?
Se supone que estos momentos, a nivel energético acabamos de entrar en un pico que, sutil pero inexorablemente, nos lleva directitas a la Sombra.
Pero no adelantemos los tiempos y dejemos que el calor del sol nos alegre el verano.
Sea como sea, este es un momento de cambio.
No en vano acabamos de cruzar la frontera, el ecuador del año (gregoriano, no lo olvides) por delante otros 6 meses de subidas y bajadas.
Centrándonos en el momento presente, que se supone que es lo mejor para disfrutarlo, lo cierto es que estamos en una época de cambios a nivel profundo que muchas de nosotras percibimos y algunas otras sienten sin entender qué está pasando.
En general, creo que puedo afirmar sin riesgo de equivocarme que los cambios nos asustan, no lo neguemos.
Preferimos estar en lo malo conocido que arriesgarnos con lo bueno por conocer.
Nos cuesta, incluso, aceptar los cambios propios del día a día, no vamos a entrar en los “grandes cambios” (de pareja, de casa, de trabajo) que puede que hasta nos bloqueen cuando suceden.
Especialmente si no somos nosotras quienes los provocamos.
Preferimos hacer que cambien los demás antes que permitir una leve alteración en nosotras mismas.
La vida me ha enseñado que cuando toca, toca.
Que por mucho que me quiera hacer la tonta, el Cambio, así con mayúsculas, me pasa por encima o me atraviesa, según sea el caso.
A veces, algo Cambia.
Y la vida se tambalea.
Dejas de saber quién eres tú, quienes son los demás, qué estás haciendo o porqué lo haces, hacia dónde estabas yendo, hacia dónde quieres ir.
Llega la Crisis.
Con un mucho de coraje, puede que seas de las que intentamos cambiar algo por nosotras mismas.
Plantamos los pies firmes sobre el suelo, aprendemos a sostener el equilibrio interior, del exterior ya hablaremos.
Y vamos a cuchillo.
Es ese momento en el que decides que ya está bien, que necesitas Ser quien realmente eres, que no puedes ni quieres seguir con esta sensación de inestabilidad constante (una de las muchas que puedes experimentar).
Ahí es cuando es crucial que hagas propios una serie de pensamientos:
LO QUE ES, ES
Mira que parece obvio, pues bien, a pesar de parecerlo, no lo es ni de lejos.
¿De qué crees que va esta afirmación?
¿Qué filosofía oculta yace en estas cuatro palabras?
Tampoco hay que estar constantemente buscándole los tres pies al gato.
Algo tan (aparentemente) simple, es una de las bases de la aceptación.
Significa que la realidad es la que es, y que ésta no tiene por qué adecuarse a tus deseos o necesidades.
Que hay cosas que no se pueden cambiar, que hay otras que sí pero que no van a hacerlo solas, que puede que nada sea como debería o que lo que siempre pensaste que sería no es ni va a ser ni ahora ni a futuro.
Aceptar que LO QUE ES, ES, implica que cualquier cambio lo haces desde el presente, desde esta realidad tal y como es, desde tu único e intransferible punto de partida, desde tu propio principio. Así, tu percepción es la que manda, aunque es probable que varíe con el tiempo. No tengas prisa.
SOY QUIEN SOY
Descubrir quién soy es uno de los trabajos más duros, largos y complicados que me ha tocado hacer en esta vida.
La Brujería ha sido parte fundamental de ese trabajo, la terapia ha ayudado, las relaciones personales, laborales, mis mascotas, todo ayuda.
Todo, absolutamente todo y todos me han servido para verme a través de sus ojos, de sus expectativas, de sus necesidades y sus deseos.
Este trabajo es uno de los grandes darse cuenta de cada una y es uno de los detonadores de ese Cambio.
Ser capaz de descubrirme, de descubrirte bajo las capas, máscaras y disfraces que has necesitado, te has puesto o has permitido que te pusieran es complicado.
Complicado y muy duro cuando salirse del personaje que te han dicho que tienes que ser, es la única opción posible para ti.
En ese proceso de Ser quien Eres, puedes reconocer que quizás no estás siendo quien quisieras ser, o quien crees que deberías ser, o quien los demás desearían que fueras.
Eres quien Eres, aquí y ahora y es desde este presente desde el que comienzas tu Cambio.
Toca dejar de lado las expectativas, las propias y las ajenas.
Ya te voy contando, por propia experiencia, que las ajenas son mucho más difíciles de soltar.
En ocasiones solo desaparecen si la persona que las está poniendo sobre ti, desaparece.
Familia, amigas y amigos, parejas.
Si tu cambias, tu entorno lo hace contigo quiera o no, quieras o no.
Ya te dije que era duro este trabajo.
Aceptar quien eres es una de las más arduas tareas que nos toca llevar adelante, especialmente porque nuestro entorno más cercano no quiere que dejemos de ser quienes éramos y siempre este cambio es inevitable.
LOS DEMÁS SON QUIENES SON.
Cada persona es quien es.
Ni quien tú desearías que fuera ni quien crees que debería ser.
Lo que antes buscabas para ti, lo que sigues buscando, es necesario que lo desees también para los demás.
Cada una es quien es y así lo aceptas, sin intención de forzar el cambio de la otra persona igual que no vas a aceptar que te impidan llevar adelante el tuyo.
Querrás, quieres, que respeten tus decisiones y deberás respetar las del otro, tanto si te acompaña como si decide alejarse.
Entiende que nadie puede obligar al otro a cambiar si no está dispuesto a hacerlo, ni tú ni nadie.
El proceso va siempre de dentro a fuera, has de arreglar tu propia casa antes de pretender hacer reformas en la de los demás.
PARA QUE HAYA UN CAMBIO, TIENE QUE CAMBIAR ALGO.
Sigo con las perogrulladas, pero es que es así tal cual.
Es aquello de que no se puede esperar conseguir distintos resultados haciendo siempre lo mismo.
Más obvio, imposible.
Es también algo que repito muchísimo en las sesiones de acompañamiento cuando mis clientas me preguntan ¿esto cómo lo hago?
Querida, pues haciéndolo.
Si te paras un instante y piensas en lo que tuviste que hacer para aprender a caminar, a montar en bici, a nadar, ¿qué crees que tienen en común?
Ya te lo aclaro por si no lo ves: decidiste hacerlo, te pusiste a ello y lo conseguiste.
Puede ser que alguien te guiara, te acompañara, te enseñara por dónde o cómo empezar, pero la trabajera te la pegaste tú y nadie más.
Lo que está claro es que, si sientes la necesidad de cambiar algo en ti o en tu entorno, lo primero que has de hacer es dejar de repetir las mismas acciones que llevas realizando toda tu vida.
Repetir una y otra vez los mismos comportamientos, en modo automático, lo único que te va a permitir es hacer más profunda la zanja.
Decide cuál va a ser tu primer paso.
Qué es la primera cosa que vas a hacer diferente.
Busca algo que no te cueste la vida, de lo que se trata es de que le cojas el gustillo al cambio, no de que le cojas miedo.
Quizás elijas comenzar a decir que NO, cuando no quieres algo.
Tal vez prefieras decir SI a lo que te gusta.
Quizás decidas apuntarte a ese curso de Brujería que te lleva llamando desde hace meses.
Ten por seguro que cualquier cambio, por pequeño que sea, marcará una diferencia.
Intenta siempre dar pequeños pasos y hacerlos constantes.
De nada sirve salir del escobero a pecho descubierto, si luego no sostienes a la Bruja que eres.
Tampoco sirve de nada un "gracias, pero no" si a los diez minutos te auto corriges avergonzada.
Sostener el Cambio es lo más difícil. Busca objetivos chiquitos que te recompensen. No has tenido prisa antes, no la empieces a tener ahora.
Tampoco se trata de que emerja de tu interior la mejor versión de ti misma, personalmente estoy muy en contra de este concepto.
Se trata de ir dando paso, de abrir camino a una nueva versión de ti.
Una versión que puede o no ser la mejor.
Que dará un paso hacia delante y, quizás, dos hacia atrás y todo estará bien.
Porque lo importante es ir avanzando, en la dirección que desees, con tus propios pies y tan libre como puedas.
Y, sobre todo, poder disfrutar del Viaje.
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